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Simonet y "El quite".

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El pintor que recuerdo en este post, Enrique Simonet Lombardo, nació en 1863 en Valencia. Desde niño ya garabateaba cuartillas de manera irrefrenable por un impulso creativo. Su juventud fue un aprendizaje continuo entre Valencia y Málaga, en definitiva, la luz y el color. A finales de siglo logró su máxima aspiración: viajar a  Roma con todo lo que influyó en su espíritu, en la temática de sus obras y en su técnica y estilo. Simonet se sintió dominado por los grandes maestros de siglos pasados a los que devotamente se sintió unido. Su primer envío desde la Ciudad Eterna fue el lienzo “La decapitación de San Pablo” y más tarde viajó a Galilea y Jerusalén donde copiaría numerosos paisajes  y rincones que sirvieron para su obra posterior. 

Corre el año 1892 cuando el pintor ha conseguido un sólido prestigio. Es entonces cuando sus pinceles sienten el afán de adentrarse en el mundo taurino. Fue en 1897 cuando comienza “El quite”, obra que muestro abajo (óleo sobre lienzo 268 x 477 cm)


 Se trata de un cuadro lleno de emoción, vitalidad, realismo y riqueza de colorido. De composición horizontal, el pintor abandonó su gama de grises y colores terrosos por otras más cálidas y alegres. El lienzo muestra una gran maestría compositiva, un acertado uso de los trazos y el juego de la luz deslumbrante que cae sobre dos de los personajes que, medio cegados, presencian la caída aparatosa del picador. El grupo central lo componen el picador en la arena, temeroso y expectante, y el caballo que, ante el toro ya recogido, rotas las bridas y a punto de caer, bracea en el aire. Como defecto se puede señalar el fallo en el dibujo del toro, algo propio de un pintor poco animalista.

Todas las figuras son dignas de un estudio detallado pues en todas ellas se detuvo el pintor recreándose en su labor. En cada personaje se palpita la emoción, los gestos y las expresiones que hacen del cuadro una estampa que recoge un lance de toreo antiguo. Y si no hubiera en la producción de Simonet más obra que ésta,  por sí sola le hubiera dado celebridad suficiente. 

Finalmente destacar que la obra envejeció mal. El pintor empleó gruesos emplastes, circunstancia esta que provocó con el paso del tiempo numerosos deterioros y craqueladuras en la obra, al márgen de roces, roturas leves y picaduras. Por todo ello la obra ha sido restaurada por la Consejería de Cultura, a través del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
 


El apunte del autor.

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"Equinotaurus", tinta sobre papel (16 x 20) de Luis López.

Libro: "La España de Manet".

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"Torero saludando" (1866-1867). Óleo sobre tela (171 x 113) de E. Manet

A finales de agosto de 1865 el pintor Édouard Manet (1832 – 1883) inició un breve viaje por España. Este es el hilo conductor de “La España de Manet” (Edinexus, 2003), selección de textos epistolares de Carlos Melchor que recoge las cartas cruzadas entre Manet y sus amigos con opiniones de nuestro país y la pintura de entonces.

Y es que Manet durante su periplo asistió a los toros en la vieja plaza situada junto a la Puerta de Alcalá de Madrid. Además de tomar contacto directo con la obra de su admirado Velázquez, el pintor conoció las escenas y grabados taurinos de Goya. Tales referencias tendrían influencia en su obra posterior.

El libro de formato pequeño y sencilla lectura, contiene algo más de ciento cincuenta ilustraciones y un interesantísimo análisis del profesor Romero de Solís sobre la relación de Manet y los toros. Parte de la prohibición durante la Revolución Francesa de los festejos "a la usanza española” al sur del territorio galo. Tal negativa supuso en muchos casos enfrentamientos y manifestaciones que llevaron a su progresiva autorización. Tradición que incluso se extendió aun más por la influencia de la emperatriz y gran aficionada Eugenia de Montijo. De ahí que el interés de Manet por lo taurino lo demostrase antes incluso de su viaje a España en lienzos y dibujos.

Ilustra la portada un detalle de su obra “Torero muerto”, impresionante óleo expuesto al público en la Galería Martinet de París en 1865. Lo hizo frente a otro lienzo, “Cristo muerto”. Casualidad o no pareciera que Manet quiso fundir la serenidad con que el matador asume la muerte remitiendo de este modo a la del Mesías. Y así Édouard Manet destacaría al matador como héroe popular presente en la vida cotidiana: el torero es ese personaje real y maravilloso que vive y muere entre nosotros.

"Corrida de toros" (1866). Óleo sobre tela (48 x 60)

Libro: “Curro Díaz, torero lorquiano”.

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Este libro no es una biografía al uso de la figura, siempre carismática, de un torero…” Con estas palabras Miguel Vega (Jaén, 1967) justifica el nacimiento de su obra “Curro Díaz, torero lorquiano” (Edicions Bellaterra, 2012). Una obra gestada a partir de los recuerdos y las emociones del autor ligadas a la vida torera del diestro linarense Curro Díaz (Linares, 1974). Texto reflexivo con  muchos datos, sin duda, pero con mucho sentimiento: el del aficionado fiel seducido por su tauromaquia aflamencada. Aquel que nació en la misma habitación del hospital de los Marqueses de Linares en la que murió "Manolete" y que dio sus primeros pasos fascinado por el toreo de José Fuentes. Torero al que el autor define como “lorquiano” por el embrujo, el misterio de su toreo y el sentido artístico que encierra su tauromaquia, algo que comparto. Así las casi 150 páginas encierran apuntes estéticos, personales textos en verso y reflexiones taurinas sobre un diestro capaz de evocar en el autor la poesía de García Lorca. Y mediando entre la prosa y la entregada oda “El tiempo detenido”, hermosa galería con imágenes de prestigiosas firmas de la fotografía taurina (Pelegrín, Botán, Arjona y Javier Arroyo).

Mi adicción a esta otra versión de “currismo” toma forma en “Ramilletes de Romero”, uno de los acertados cantares de Vega...

Fue norma perfumar a los toreros de arte
arrojándoles ramos de romero
durante sus vueltas en triunfo.

Hoy,buenos aficionados
han recobrado aquel habito:
corresponder aroma con aroma.

Este domingo volvieron a volar
los ramilletes verdes al albero;
ya se habrán secado las ramitas de romero,
pero la faena de Curro en Baeza
perdura todavía
como esencia densa y fragante.


 Curro Díaz visto por Luis López 
(técnica mixta sobre papel 30 x 45)


Nueva cabecera: "Taurus"

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Desde hoy y con el ánimo renovador de costumbre Tercio de Pinceles tiene nuevo diseño de cabecera. Se trata de "Taurus", trabajo que me ha tenido ocupado durante las últimas semanas. Basado en el mismo toro de la ganadería de Osborne aprovechando una secuencia de su movimiento, me he tomado la libertad de experimentar el acabado final en técnica mixta (gouache y sanguina sobre cartón - 82 x 50). 



Próximamente...

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El reconocido pintor manchego Paco Gabaldón expondrá en la Sala del Archivo Histórico Provincial (c/ Padre Romano, 2 - Albacete) del 6 al 21 de septiembre bajo el título “Tauromaquia y otras inquietudes”.

El artista aprovecha el buen ambiente de la próxima feria de Albacete para exponer en su tierra después de dos años. Y si en aquella ocasión la muestra fue por completo taurina por aquello de formar parte de los actos del III Encuentro Mundial de Escuelas Taurinas, ahora intercala obras de inspiración distinta. Madrid, la ciudad donde reside, muestra el lado detallista de la pintura de Gabaldón. Lienzos, fragmentos de una capital que son una ventana a sus parques y fuentes. Elementos todos absorbidos por la grandiosidad del entorno y que en los pinceles de este artista toman nombre propio. En palabras de Pedro Belmonte, “para eso está Paco, para salir a la calle y fijarse en lo que los demás no vemos”. De lo que se deduce que los ojos del artista (o mejor su sensibilidad) ven más allá que los de los humanos.


 
En la exposición no faltarán las escenas taurinas y los diestros reconocibles por sus maneras y andares. Como no estará ausente uno de sus últimos trabajos que ilustra con honor el cartel de las corridas de este caluroso agosto en Las Ventas. En definitiva una muy recomendable muestra de un pintor y amigo ejemplo de conocimiento y amor por nuestra Fiesta.



Paco Gabaldón - “Tauromaquia y otras inquietudes”
Del 6 al 21 de septiembre
Sala del Archivo Histórico Provincial (c/ Padre Romano, 2 - Albacete)
Horario: Mañanas de 11 a 13,30. Tardes de 19 a 21 (sábados y domingos cerrado)


Viteri: "Cuando pinto toreo" (I)

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Transcripción en una primera parte de las reflexiones a cerca de la Fiesta del gran pintor ecuatoriano Oswaldo Viteri para la bitácora hermana “Del Toro al Infinito” que gestiona magistralmente D. Juan Lamarca. Cierra a estas letras un clip (2:11) en el que Viteri pinta un personalísimo paseillo con tinta china.

 *   *   *

"Desde niño tuve la experiencia de la entrañable Fiesta de los Toros. Entrañable, porque siendo ésta la fiesta española, es también nuestra, porque en América Hispana lo español es parte de nosotros mismos.
Para mi la Fiesta de los Toros no es solamente el oropel con que ella se viste, sino sustancialmente el blanco y negro, la vida y la muerte, el sol y la sombra, lo serio, lo profundo; eso, que tiene parentesco con el cante jondo, que surge de las entrañas mismas de los pueblos. En España y en América se manifiesta en el andar silencioso del torero, que se aproxima a la ventana de la muerte, para mirarla de frente, en los ojos, en las astas y el pelaje negro de ese incomparable y bellísimo animal, el toro de lidia.
Cuando pienso y cuando vivo la Fiesta de los Toros, me remito irremediablemente a ese claroscuro de Goya, ese monstruo del arte universal que en su iluminada pupila reflejó con claridad absoluta lo más profundo del pueblo español. 
A más de las diferentes facetas que él las tocó magistralmente, la Fiesta de los Toros, de la que él fue además de cierta manera protagonista, es extraordinaria, porque solo así podría expresar con tanta maestría esta dramática y profunda fiesta popular, por otro lado tan controvertida. Es que esa parte, esa faceta española que llegó a nosotros y se clavó profundamente, con todo ese misterio, con todo ese duende, con toda esa desmesura, que es capaz España y América, fundiéndose con nuestro sol que nos cae vertical en la mitad del mundo, para iluminar las plazas de nuestros pueblos.
Desmesurada es la cultura de los pueblos de América, por que tiene cimiente profunda y es capaz de aplaudir la corrida de toros en la luna; yo mismo la he visto cuando en noche febril tomando solo un pañuelo, la miraba mientras el asta de un toro rozaba el latido de un corazón enardecido" 
(continuará)


Viteri: "Cuando pinto toreo" (y II)

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Última entrega de las reflexiones del pintor ecuatoriano Oswaldo Viteri para la bitácora hermana “Del Toro al Infinito” . Y si comenzó esta serie con un paseillo, que mejor que un magnífico arrastre para terminarla (clip - 2:05).

*   *   *
"El duende existe también en ésta nuestra América, en este realismo mágico de luces y de sombras, de soles y de lunas. En el páramo andino he sido testigo a media noche de ver fosforescentes osamentas iluminadas por las nieves perpetuas. De hielos y de soles esta hecho nuestro corazón que es capaz de amar y de sufrir ferozmente.

Sin embargo, en los plácidos valles verdes, “verde que te quiero verde”, he visto a ese bellísimo animal, el negrísimo toro de lidia con su altanera estampa custodiando a las ganaderías, majestad y rito sombrío de una fiesta, de la cual él, su principal protagonista, es dueño y señor de la plaza.

El toro bravo cruzó el océano con alas y cornamenta para beber sediento el agua purísima de los deshielos. De fuego y de hielo estás hecho su corazón de silencio.

Pero era necesario en éste paisaje dramático de claroscuro, de luces y de sombras que me he atrevido a pintar, porque el mundo del toro es una cosa que la llevo dentro, aparezca desde la penumbra del patio de cuadrillas, ese personaje insólito, suficientemente loco, brillantemente cuerdo, que es el Torero. ¿De qué raíces profundas viene ese misterio, de qué honduras proviene su viril arrogancia, de dónde viene esa postura entrañable, sino de la sustancia misma de los pueblos?, éstas que cuando llega la hora del festejo sacan su poncho y su sombrero.

Torero de a pie y de a caballo, bellas estampas, arte supremo, que haciéndole el quite al toro negro se busca paso a paso en la plaza redonda de la luna o en la plaza cuadrada de los pueblos.

Goya, Picasso, Carnicero, maestros grandes de la tauromaquia han hecho obras maestras surgidas de su profunda visión por la más grande de las fiestas. En América le ha tocado a Botero con su enorme afición torera, con su gran carga de sabia ironía y humor paisa realizar serie dedicada a la maja, al picador y al torero.

En lo que a mi respecta, solo he jugado con el negro, pincel en mano he toreado en plazas y plazas y seguiré toreando con el capote del papel en blanco, hasta cuando mi pulso sea capaz de sostener el aire, ya que como alguna vez le dije a mi amigo José Ortega Cano: “cuando pinto toreo”.






Manolete in memoriam.

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"Nunca olvidaré que al meterlo en la sepultura faltaba la luz, pues llegamos al cementerio de noche. Bajo la débil luz de un candil le dimos sepultura. Fue algo tremendo que jamás olvidaré"

(Antonio Bienvenida. Córdoba, 30 de agosto de 1947)


 Mientras te escribo,
tienes losa sobre la frente,
baja en la nieve
 tu mortaja inmensamente
y la tremenda albura cayó sobre tu faz.

Soy triste como los solitarios,
pero he vestido de sosiego mi temblor...”

¡Y ahora tú callas, y tienes polvo, y no eres más!
No te vi  nunca. No te veré.
¿Quién te juntó las manos?
¿Quién dio, rota la voz,
la oración de los muertos al borde de tu lecho?
Aún me quedan jornadas bajo los soles.      
¿Cuándo verte, dónde encontrarte y darte mi aflicción?...

Tomado de "In memoriam"(Gabriela Mistral)



"Manolete" visto por Luis López


Se aventó tu puñado de ceniza
bajo el sol doloroso de un verano...
La cruz de la espada, aún en tu mano,
es un cirio de acero que agoniza...

Notaste que la carne se rompía
entre la mies de oro y seda...
Supiste que era tu última moneda,
y compraste el derecho a ser poesía.
                     
“La estocada de Linares” (Rafael Herrero Mingorance)



El apunte del autor.

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Homenaje a José Cubero "Yiyo" en el XXVII aniversario de la cogida mortal en Colmenar Viejo (Madrid).

"¡¡¡Yiyo!!!",óleo sobre cartón (20 x 30) de Luis López

El apunte recuerda la última actuación del torero madrileño en Las Ventas. Aquella tarde presidió el palco venteño el gran aficionado y amigo D. Juan Lamarca. Al respecto de aquella faena recuerda…

“Esa tarde fue especial; sigue en mi memoria… Presidí la corrida  y fue la última oreja que cortó  “Yiyo” en Madrid. Recuerdo que fue protestada por el tendido 7 porque  el torero apuntaba a la gran figura que frenó su muerte. Se metieron con el toro (“Niñito” de Aldeanueva) de salida y todo el primer tercio. Cierto es que el toro blandeaba, pero tenía calidad y humillaba por lo que decidí mantenerlo en el ruedo pensando que sería bueno para el torero y para el público. Y acerté. Eso les cabreó más a la intransigencia instalada y terminó por sacarles de quicio cuando atendí la petición de oreja mayoritaria del público.
En mi opinión fue una buena faena de principio a fin, basada sobre la derecha ya que por el pitón izquierdo el toro no tragaba y se revolvía violento a pesar del esfuerzo de “Yiyo”. El toreo por bajo como remate de faena, ¡sensacional!.
Algún periodista escribió contra la concesión del trofeo, pero me quedé muy satisfecho de haber sido justo y no dejarme llevar por lo cómodo de alinearme con los de la insidia. Luego, cuando murió el joven torero, todo el mundo valoró y ponderó "su gran triunfo último en Madrid". Así es la vida"

Y para terminar el periodista Pedro Javier Cáceres recuerda a “Yiyo”en la siguiente entrevista realizada hoy a su hermano Juan Cubero. Valioso documento sonoro (17 min 49 s) lleno de admiración y cariño: “tenía ambición y carisma”. Según sus palabras reconoce que el último torero que se pareció a “Yiyo” fue José Miguel Arroyo “Joselito”. Y como alguien dijo alguna vez “los dioses le querían joven”...
El torero y el periodista en los años 80 (foto: La Divisa)

El apunte del autor.

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"Ahuyentando el derribo"
óleo sobre cartón (20 x 30) de Luis López


Pintores taurinos: Jesús Helguera.

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Del artista que ocupa este "post" (Jesús Helguera, 1910-1971), puede decirse que no fue un pintor exclusivamente taurino. Ahora bien, este mexicano fue muy conocido en su país por el gran atractivo que ejerció su obra en el gusto popular. Los críticos, en cambio, tildaron su trabajo de sentimental y comercial.

Hijo de español y mexicana, su infancia y juventud las pasó en Ciudad Real donde cursó estudios elementales y en Madrid, donde ingresó en la Escuela de Artes y Oficios y más tarde en la Academia de San Fernando.  Trabajó como ilustrador hasta que consiguió una plaza de maestro en Bilbao regresando  a México en 1938. 

Casi desde entonces y hasta su muerte Helguera trabajó como artista exclusivo de Cigarrera La Moderna, empresa que realizaba los famosos calendarios anuales popularísimos en el México de los cuarenta y los cincuenta. Metódicamente cada año recibía un guión de la empresa en el que se le especificaba el tema, el lugar, los personajes y los elementos componentes del cuadro. Una vez que se discutía y se aprobaba, Helguera lo interpretaba y le imponía su propio sello.  Viajaba a los lugares indicados por el guión con su equipo de trabajo, se realizaban las fotografías necesarias (arquitectura, flora y fauna propias del sitio) y una vez en su taller trazaba a lápiz los bocetos que darían lugar al original. De hecho no hubo ferretería, fonda, consultorio médico, taller, cantina, hogar o despacho que no tuviese alguna pared ornamentada con uno de estos calendarios. 

Helguera fue en definitiva un artista poseedor de una gran cultura visual que plasmó en cada uno de sus lienzos. Modesto siempre en su manera de ser, jamás se sintió artista ni pretendió exhibir sus originales. De ahí que fuera un pintor de cabecera del pueblo que vivió siempre un doble reconocimiento: la admiración de la mayoría y la referencia irónica de la minoría.

Llanto a la muerte de Espartero según Helguera.


Un lienzo con lectura.


“La muerte de Manolete” (óleo sobre lino, 1958) es un homenaje poco común al Califa cordobés muerto por cornada en 1947. Un cuadro verdaderamente simbólico en el que se muestra al torero yaciente, cubierto por un capote, bajo la imponente presencia de un astado victorioso con la plaza al fondo. La muerte se encuentra representada en los cipreses y las nubes con forma cortante, como navajas, y se adivina el alma del diestro en ese lucero en el cielo. Junto a la cabecera del ataúd reposan dos sombreros, uno cordobés y el otro mexicano.

(Mi sincero agradecimiento al pintor mexicano Juan Antonio Ruiz por su ayuda para la elaboración de esta entrada)

 

Belmonte ¿asesino en serie?

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Con algo más de 50 víctimas en su haber entre 1913 y 1931... Dejaba un periodo de enfriamiento entre crímenes, ¡todos cometidos de forma similar!... Su máscara de cordura era un porte normal, casi vulgar...Y sus víctimas tenían algo en común: ¡eran toreros!

El periodista y escritor taurino Paco Aguado (Madrid, 1964) publicó hace unos meses en el número 16 de “Cuadernos de Tauromaquia” un sugestivo ensayo con un título no menos atrayente: “Los toreros que mató Belmonte”. En él describe de manera profusamente documentada las consecuencias que tuvo en la Fiesta de la Edad de Oro y parte de la de Plata la corrida moderna impuesta por el diestro de Triana. Su toreo por primera vez basado en los brazos, canalizaba la agresividad del toro haciéndole trazar una trayectoria curva entorno a su figura. Y eso costaría la vida a muchos “imitadores”, pues en casi 20 años se presentaron a las puertas del edén celestial más toreros que en todo el siglo XIX.

Carpio (1916), Ballesteros (1917), Malla (1920), Varelito  y Granero (1922), Litri (1926), Gitanillo de Triana y Carmelo Pérez (1931)...  Interminable es la lista de los que perdieron la vida en la arena arrastrados por la ambición de llegar rápido a la cima haciendo del parón belmontista un acto de estoico dramatismo. Sin embargo, Aguado no pierde referente histórico destacando en su articulo en todo momento la corta, árida y seca  embestida del toro post-decimonónico y el estado de una medicina con escasos medios y precarias atenciones. Finalmente, el muchas veces sepultado en vida haría mala la frase que de él dijo Guerrita: “¿Belmonte?, el que quiera verlo que se de prisa”.

¿Enterrado o... enterrador?

"Máscara de Juan Belmonte"
óleo sobre cartón (24 x 34) de Luis López. 


Litografías de Saavedra.

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  Hace ya algunos años que D. Fermín Sánchez, profesional de las bellas artes y gran aficionado, conoció al pintor toledano Santos Saavedra (1903 - 1997). Fue entonces cuando decidió editar 225 ejemplares de una carpeta con 8 litografías, todos ellos firmados y numerados por el propio artista. Hoy, desde la página web deCidartepone a nuestro alcance esta y otras carpetas de pintores y grabadores taurinos que espera sean del agrado del buen aficionado. 

Como muestra os dejo algunas de las imágenes del gran cartelista e ilustrador.




Pintores taurinos: Antonio Rodríguez.

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Sigue resultando una sorpresa agradable descubrir jóvenes talentos que hacen de la tauromaquia un leitmotivrecurrente en su obra. Seguir su trayectoria hace que cada apunte despierte la esperanza de un parto fecundo. Alumbramiento final que, cuando se produce, deshilacha y ahuyenta todo atisbo de mortandad de esto que damos en llamar pintura taurina.  

  Muy viva la mantiene día a día Antonio Rodríguez(Saltillo, México - 1975), pintor que comenzó su andadura como muchos de nosotros. Dibujando descubrió la magia de los colores mientras que de la mano de su padre se vio sorprendido por el carácter y la pasión de nuestra Fiesta.  El miedo al toro, la fascinación por el color... en definitiva, “la Fiesta brava como un cuadro vivo, un cuadro con movimiento” según sus propias palabras. Un cajón lleno de revistas taurinas que dejó su abuelo le ayudó a conocer toreros, ganaderías y lances. Hizo el resto la memoria de su tío, el matador de alternativa Héctor Saucedo muerto en accidente de aviación camino de Monterrey cuando se encontraba en su mejor momento profesional.

Ahora en su residencia de San Antonio (Texas) disfruta del rito de la creación como si cada cuadro fuera el último. Tal y como a diario cantan esos apuntes con sabor con los que apura los restos de color al óleo de su paleta. Pintura de corazón de aquel que no ha sentido el revés del toreo en sus carnes para dedicarse a algo mejor, pues para él “su pincel es su estoque y la tela el ruedo”. Atraído por el impresionismo se declara admirador de la obra de Monet, Sisley, Goya, Manet y Morisot y de los taurinos más relevantes: Pancho Flores, Ruano, Domingo y Diego Ramos


Cuando nos despedimos sus palabras parecen inspirarse en los versos del mejor Rafael Montesinos:

"Digo que soy de un tiempo
y quisiera llegar
con tiempo preciso,
detrás de aquellas montañas
que son de un tiempo distinto.
No estaré sólo,lo sé,
cuando llegue a mi destino."

Y con un hilo de nostalgia admite que sólo espera cruzar una meta, la de ser un reconocido pintor taurino.



El apunte del autor.

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"Acoso y derribo", tinta sobre papel (16 x 20) de Luis López


El apunte del autor.

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"El Fundi" recordado en este apunte de Luis López tras su despedida de los ruedos el domingo pasado.

(técnica mixta sobre papel)

Escacena expone en Roquetas.

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Con motivo de las actividades del X Aniversario del Coso Salinero, el pintor y amigo Pedro Escacena inauguró el viernes una muestra más en su dilatada trayectoria. La muestra “Estampas taurinas” que se puede visitar en el Museo Taurino de Roquetas de Mar (Almería), contó con la presencia inaugural del propio pintor que no quiso perderse “el resumen de toda una vida entre bastidores y pinceles arrebatados por el amor a la tauromaquia, que es lo que viene a reflejar los cuadros expuestos en este precioso y coqueto Museo”, según informa Almería24h
El pintor (dcha.) junto al alcalde y su mujer Aurora

El artista fue homenajeado en el acto por el ayuntamiento con la proyección un video que se editó sobre un pasodoble dedicado al pintor. Escacena admitió que “sintiendo en primera persona la agonía que se siente dentro de una plaza, el respeto que impone el animal y el esfuerzo que supone llegar a ser parte intrínseca de la Fiesta, la tauromaquia y las imágenes que esta nos regala se ven de una forma especial, y quizás por ello mi pintura llegue de la forma que lo hace al aficionado. Es un prisma, quizás, un sentimiento diferente”. El homenaje contó con la presencia del alcalde de la localidad y de su esposa Aurora Gutiérrez, “parte fundamental de su pintura y su modelo de referencia” según palabras del pintor.

La exposición recoge parte de la obra de este poeta de la paleta, caracterizada por los  trazos valientes, el vigor y un colorido muy personal y auténtico. Sus trabajos constituyen una fusión única de la figura del torero, el animal y el coso adornados con  detalles artísticos esmerados y refinados.


"Aurora Macarena Escacena", hija del pintor.
Morante visto por Escacena (obra reciente sin publicar)




















El apunte del autor.

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"Par al violín", tinta sobre papel (16 x 16) de Luis López


Camisa con cartelería.

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Circula a la venta en la web esta curiosa camisa hawaiana que muestra motivos vintage de cartelería taurina de los 60 y 70. Al parecer se trata de un modelo cuya única pega es un pequeño enganchón en una manga. Me come la curiosidad, ¿se rompió en una capea o "surfeando"?...





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